viernes, 11 de agosto de 2017

Mitos de creación: Oryx and Crake




En un tiempo remoto, desgastado por la marcha de las horas, a Margaret Atwood se la leía en escenarios específicos. Si la leías, eras un(a) fiebrú(a) de distopías, género, historia, etc. Vuela la cabeza, por cierto, leer todos los títulos de los documentos y libros que revisó para escribir. Leí Alias Grace (1996) como parte de un curso de género y luego proseguí con The Handmaid’s Tale (1985) por recomendación de una amiga. Hoy día ya ambas historias son mainstream, gracias a las nuevas series que han realizado. Acabo de leer Oryx and Crake (2003), la primera novela de una trilogía (junto a The Year of the Flood y MaddAddam), de la cual también harán una miniserie pronto. 

A grandes trazos, la historia trata sobre los alcances de la modificación genética en la sociedad, que se ha convertido en un paraíso de gratificación instantánea. Se parece un poco a The Handmaid’s Tale: el personaje principal, Jimmy, como June, está atrapado en un mundo que nunca comprendió mucho y que ahora comprende menos. Las madres de ambos, además, son activistas: la de June marcha en contra de las leyes restrictivas, la de Jimmy, en contra de la modificación genética. Aunque es irredimiblemente ignorante con respecto de la sociedad y del mundo natural, Jimmy es elegido por Crake para permanecer vivo tras el apocalipsis, tal vez porque una particularidad suya lo hace idóneo para velar por las nuevas creaciones. 

La historia recuerda los mitos de creación. Por ejemplo, el del Popol Vuh, el libro sagrado maya. Los dioses Tepeu y Gucumatz crean los animales, pero desean hacer hombres que los adoren con palabras y cánticos, de modo que prueban con distintos materiales hasta que dan con el humano adecuado. Pues Glenn, un hombre que se hace llamar Crake, tiene un dilema similar: ¿cómo y para qué crear una raza nueva? Sin embargo, más que el afán de que le canten, afirma que lo impulsa el deseo de hacer una raza pacífica, aunque su amigo, Jimmy/Snowman, no le cree. Crake, piensa Snowman, nunca ha sido humanista o pacifista ni nada que se le asemeje. Crake quiere hacer hombres que no guerreen, que no deseen, que no digieran carne (pastan y aprovechan la abundante hierba), que sean resistentes a los rayos ultravioleta e inmunes a varias enfermedades (expelen su propio repelente de insectos). Además, están programados para morir a los treinta años, así se evitan todo el rollo de envejecer. 

El relato es gracioso y oscuro. Lo recomiendo mucho.