jueves, 5 de junio de 2008

Conejos invisibles


“Well, you've heard the expression 'His face would stop a clock'? Well, Harvey - can look at your clock and stop it. And you can go anywhere you like - with anyone you like - and stay as long as you like -- and when you get back – not one minute will have ticked by.”
-Dowd, Harvey (1950)

Recientemente vi la película Harvey (1950). Esta comedia de errores protagonizada por James Stewart, trata sobre un hombre, Elwood P. Dowd, que tiene una gran amistad con un conejo invisible que mide seis pies y se llama Harvey. Dowd es un señor muy simpático y civilizado; quien lo encuentre en su camino tendrá siempre su tarjeta de presentación y Harvey le será presentado sin demora. La mayoría de la gente se desconcierta y huye de él, pero a Dowd no parece importarle demasiado.

El conejo es un “pooka”; un espíritu de la mitología celta (¿les suena Puck, de A Midsummer Night's Dream?) cuyo pasatiempo es hacer bromas y travesuras. Dowd acostumbra detenerse en un bar a tomarse un martini con Harvey y a conocer gente. Muchas personas se allegan a este bar, cada una con un rollo personal más grande que la anterior, e inevitablemente se forman discusiones sobre quién la está pasando peor. No obstante, cuando Dowd presenta a Harvey, todos quedan mudos, y Dowd piensa que es por la envidia que le tienen. Aparte de posar como condición mental, Harvey puede predecir el futuro, e incluso detener el tiempo. Esta aptitud provoca una de las escenas más atractivas (a mi juicio) de la película, cuando un psiquiatra le confía a Dowd cómo le gustaría que Harvey detuviera el tiempo para él. En lo personal, veo a Harvey como un recordatorio de los "paquetes" (relaciones personales, estados mentales, tics) que acostumbramos a llevar y de cierta manera nos excluyen del grupo de la "gente normal" donde siempre aspiramos a pertenecer. El bulto que acostumbramos, por acuerdo tácito, a ignorar: está ahí, te lo veo, pero lo voy a pasar por alto porque no es admisible en la sociedad civilizada.

Por otra parte, Donnie Darko (2001) es una película con Jake Gyllenhaal en la que el protagonista ve un conejo humanoide, Frank, que le predice que el mundo acabará en 28 días. Donnie Darko es un pastiche de cultura pop y ciencia ficción, donde Harvey parece inspirar una pequeña porción de la trama por antítesis. Mientras en Harvey, Dowd es un “loco inofensivo”, educado hasta la saciedad, versado en las más oscuras reglas de etiqueta, y su conejo imaginario es abrazablemente cute, en Donnie Darko, Donnie es un chico psicótico, ridiculizado por sus compañeros de clase, y su conejo es trágicamente realista. No la contaré por si no la han visto, pero recomiendo que vean una y después la otra. Ambas exploran un poco los toppings del existencialismo, cada cual a su manera.

Por cierto, aunque aún no veo mi conejo, pienso que se parece al heraldo de la reina de corazones, siempre apurado, mirando el reloj.